Allí nos reunimos los 750 participantes que habiamos podido inscribirnos, ya que las inscripciones se agotaron muy pronto.
El ciclismo de montaña es una asignatura pendiente para mí. El esfuerzo necesario para subir cualquier pendiente, la capacidad de reserva durante la carrera, el control de la bicicleta en situaciones complicadas, como en un descenso a unos 40 km/h por un camino de tierra con piedras sueltas, es un reto que todavía me resulta difícil. Todo esto no nos ha impedido de disfrutar del trazado de la carrera, de los paisajes, de la compañia de los participantes, etc..
La organización ha sido muy correcta, estaba bien estructurada, las indicaciones se señalizaban con voluntarios de la organización, aunque en el parque habia gente que no participaba y que se podía cruzar en el camino, la organización avisaba a los paseantes del evento.
El resultado fue muy gratificante, aunque no así mi media de velocidad en los 30 km de la carrera.
Mi tiempo final fue de 3 h 6 min, fue un esfuerzo y una sensación muy diferente a otros deportes, incluso como el ciclismo de carretera, ya que en la carretera se debe mantener un cierto ritmo de carrera, mientras que en la montaña, lo principal es poder subir cualquier cuesta sin apearse de la bicicleta y controlar los cambios bruscos de esfuerzo.